miércoles, 5 de marzo de 2014

HISTORIA DE LA HUMANIDAD

HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Vida cotidiana en la Prehistoria
Antigüedad

Prehistoria:  La Prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros homininos, antecesores del Homo sapiens, hasta que tenemos constancia de la existencia de documentos escritos, algo que ocurrió en primer lugar en el Oriente Próximo hacia el 3300 a. C.; en el resto del planeta, posteriormente.
PaleolíticoEl Paleolítico (del griego παλαιός, palaiós: 'antiguo', y λίθος, lithos: 'piedra') significa etimológicamente piedra antigua, término creado por el arqueólogo John Lubbock en 1865 en contraposición al de Neolítico (Edad moderna de la piedra). Es el período más largo de la existencia del ser humano (de hecho abarca un 99 % de la misma) y se extiende desde hace unos 2,85 millones de años (en África)1 hasta hace unos 12 000 años. Constituye, junto con el Mesolítico/Epipaleolítico (fases de transición) y el Neolítico, la llamada Edad de Piedra, denominada así porque la elaboración de utensilios líticos ha servido a los arqueólogos para caracterizarla (en oposición a la posterior Edad de los Metales).


* Paleolítico Inferior: El hombre vivió formando pequeños grupos nómades. Se alimentaban de productos provenientes de la caza, la pesca y la recolección de frutos. 


* Paleolítico Superior: El hombre utilizó el arco y la flecha, comenzó a construir herramientas elaboradas y practicó el arte rupestre y mobiliar. 



* Neolítico: El hombre vive en forma sedentaria y comienza a practicar la agricultura, ganadería y el intercambio de productos. 


Neolítico: El Neolítico, del griego νέος (néos: ‘nuevo’) y λίθος (líthos: ‘piedra’), o Edad de Piedra Nueva o Pulimentada, es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. El término fue acuñado por John Lubbock en su obra de 1865 que lleva por título Prehistoric Times. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada, en vez de tallada (es decir, en vez de golpeada, que era menos resistente)1 , que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy en día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o del pastoreo. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.
Hornos empleados para la metalurgia

Edad de los Metales: 
La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas tecnológicas en las que tradicionalmente se ha subdividido la Prehistoria euroasiática. Por definición, es el período que siguió a la Edad de Piedra y durante el cual el hombre empezó a fabricar objetos de metal1 fundido. La existencia de procesos metalúrgicos es indispensable para establecer la adscripción de una cultura arqueológica a esta etapa, ya que los metales nativos eran trabajados por martilleado desde las fases iniciales del Neolítico.2 Siguiendo este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras evidencias de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los montes Zagros) y acabaría con la progresiva entrada en la Historia de cada región (en Europa esto se produjo durante el I milenio a. C.). En Mesopotamia y Egipto coincide ya con el desarrollo de la escritura y por tanto la metalurgia allí es plenamente histórica.

LA EDAD MEDIA
La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años.
Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de manera que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio).

Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta Edad Media (siglo V a siglo X, sin una clara diferenciación con la Antigüedad Tardía); y Baja Edad Media (siglo XI a siglo XV), que a su vez puede dividirse en un periodo de plenitud, la Plena Edad Media (siglo XI al siglo XIII), y los dos últimos siglos que presenciaron la Crisis de la Edad Media o del siglo XIV.

La expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces, expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos. 
Cristianismo: El Cristianismo se había convertido en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV y había empezado a extenderse entre las tribus germánicas antes de la caída de Roma. La división del Imperio Romano en dos, el de Oriente y el de Occidente, resultó también en una partición en el seno de la Iglesia Cristiana. La parte occidental, centrada en Roma, se convirtió en católica; la parte oriental, centrada en Constantinopla, se convirtió en ortodoxa. En el siglo VII surgió en Arabia el Islam, una de las grandes religiones del mundo. 


El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana. 

Reinos Germanos, después de la caída de Roma
LOS REINOS GERMANOS: Fueron uno de los reinos que invadieron el territorio de Roma uno de los causantes de la caida del imperio Romano justamente. 
Los nuevos reinos germánicos conformaron la personalidad de Europa Occidental durante la Edad Media, evolucionaron en monarquías feudales y monarquías autoritarias, y con el tiempo, dieron origen a los estados-nación que se fueron construyendo en torno a ellas. 
EL IMPERIO BIZANTINO
El Imperio bizantino (también llamado Imperio romano de Oriente o, sencillamente, Bizancio) fue el Estado heredero del Imperio romano que pervivió durante toda la Edad Media y el comienzo del Renacimiento y se ubicaba en el Mediterráneo oriental. Su capital se encontraba en Constantinopla (en griego: Κωνσταντινούπολις, actual Estambul), cuyo nombre más antiguo era Bizancio. También se conoce al Imperio bizantino como Imperio romano de Oriente, especialmente para hacer referencia a sus primeros siglos de existencia, durante la Antigüedad tardía, época en que el Imperio romano de Occidente continuaba todavía existiendo.
A lo largo de su dilatada historia, el Imperio bizantino sufrió numerosos reveses y pérdidas de territorio, especialmente durante las Guerras Romano-Sasánidas y las Guerras arabo-bizantinas. Aunque su influencia en África del Norte y Oriente Próximo había entrado en declive como resultado de estos conflictos, continuó siendo una importante potencia militar y económica en Europa, Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental durante la mayor parte de la Edad Media. Tras una última recuperación de su pasado poder durante la época de la dinastía Comneno, en el siglo XII, el Imperio comenzó una prolongada decadencia durante las Guerras Otomano-bizantinas que culminó con la toma de Constantinopla y la conquista del resto de los territorios bajo dominio bizantino por los turcos, en el siglo XV.
DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
La expresión descubrimiento de América se usa habitualmente para referirse a la llegada a América de un grupo expedicionario español que, representando a los Reyes Católicos, partió desde el Puerto de Palos, comandado por Cristóbal Colón, y llegó el viernes 12 de octubre de 1492 a una isla llamada Guanahani. Los viajes de los portugueses a India siguiendo la costa Africana significaron un estímulo para otros navegantes europeos que creían que era posible llegar a las regiones del Asia oriental navegando hacia el oeste. Cristóbal Colón fue partidario de esta hipótesis. Apoyado por la monarquía española, organizó un viaje de exploración que lo condujo a la costa americana en 1492. Cristóbal Colón creía que había llegado al continente asiático, denominado por los europeos Indias y murió sin saber que había llegado a un continente desconocido por los europeos.

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos XV y XVI. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. Italia fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento.
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La creación de Adán-Miguel Ángel
El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El nombre «renacimiento» se utilizó porque este movimiento retomaba ciertos elementos de la cultura clásica. El término se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa de la Edad Media. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto antropocentrismo.
FEUDALISMO
Esclavos negros explotados
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos IX al XV, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y ésta varía según la región) , y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna, caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde en teoría se encontraban el emperador o los reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos derivaban de gobernadores de Imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).
El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que el materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal. Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a partir de la crisis del siglo III y sobre todo con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).


La Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide tradicionalmente en Occidente la Historia Universal, desde Cristóbal Celarius. En esa perspectiva, la Edad Moderna sería el periodo en que triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón) frente al periodo anterior, la Edad Media, que el tópico identifica con una Edad Oscura o paréntesis de atraso, aislamiento y oscurantismo. El espíritu de la Edad Moderna buscaría su referente en un pasado anterior, la Edad Antigua identificada como Época Clásica.
El paso del tiempo ha ido alejando de tal modo esta época de la presente que suele añadirse una cuarta edad, la Edad Contemporánea, que aunque no sólo no se aparta, sino que intensifica extraordinariamente la tendencia a la modernización, lo hace con características sensiblemente diferentes, fundamentalmente porque significa el momento de triunfo y desarrollo espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y el Estado.
En la Edad Moderna se integraron los dos mundos humanos que habían permanecido aislados desde la Prehistoria: el Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Cuando se descubra el continente australiano se hablará de Novísimo Mundo.
COLONIZACIÓN DE ÁFRICA
En el siglo XIX el capitalismo y la revolución industrial se asentaron en Europa y necesitaban expandirse en busca de regiones que les proporcionaran materias primas y mercados. Apareció el colonialismo como doctrina de desarrollo. África fue un territorio el cual pudo proporcionar materias primas para Europa, apareciendo negocios necesarios en tiempo de la revolución industrial. Todo gran país debe tener un imperio colonial, tal y como lo conciben los ingleses. Los imperios de la Edad Moderna no sólo explotaban el territorio, sino que pretendían establecerse en él de manera definitiva, pasaban a formar parte de la corona.Pero los imperios de la revolución industrial pretendían sólo explotar el territorio. Se trata de sacar materias primas de las regiones no desarrolladas y exportar los productos elaborados a estas mismas regiones, con un valor añadido muy superior.

Todo gran país pretendía tener un imperio colonial, tal y como lo conciben los ingleses. Los imperios de la Edad Moderna no sólo explotaban el territorio, sino que pretendían establecerse en él de manera definitiva, pasaban a formar parte de la corona. Pero los imperios de la revolución industrial pretenden sólo explotar el territorio. Se trata de sacar materias primas de las regiones no desarrolladas y exportar los productos elaborados a estas mismas regiones, con un valor añadido muy superior. Claro que no se tiene en cuenta que en estas regiones no hay capitales con que comprarlos. Las regiones no desarrolladas se convierten en subdesarrolladas. Se buscan principalmente productos agrarios y mineros. Entre los países europeos comienza una carrera por el dominio de África, y del mundo. Esta carrera tendrá su expresión en la Conferencia de Berlín de 1884-1885, en la que los países europeos se reparten África. África es un territorio prácticamente desconocido. Su exploración será toda una aventura geográfica de descubrimiento. El río, por excelencia, que comunicará a Europa con el interior del continente será el río Congo. En el río Congo habrá una fuerte competencia entre Bélgica y Francia por el dominio del paso al interior. Livingstone, Stanley y Savorgnan de Brazza serán los exploradores que den a conocer este río al mundo occidental. Inglaterra pretendía parte del territorio del sur. Portugal hizo valer sus derechos en el continente, puesto que tenía factorías, desde antiguo, en las costas angoleñas. Incluso España intentó la penetración en el interior del continente, desde la costa de Guinea. Alemania se aseguró la parte occidental del territorio en la Conferencia de Berlín de 1884, en la que se estableció la libertad de navegación por los ríos de África. El Congo no dependía del Estado belga, sino del rey Leopoldo II, ya que se considera patrimonio del rey y no del Estado.

Revolución militar
También el arte militar experimentó profundos cambios, que fueron correlativos a los cambios políticos que se vivían en ese tiempo. La introducción de las armas de fuego marcó el final de la época de los caballeros feudales, y el inicio del predominio de la infantería. Aunque los primeros usos de la pólvora fueron en China, su empleo militar fue fundamentalmente europeo durante la Edad Moderna. El código del honor del caballero medieval veía las armas de fuego como un insulto a la valentía, que permitía abatir al mejor caballero por el más ruin villano mercenario, pero su aceptación, desarrollo y sofisticación en Europa es una de las claves de su expansión durante la Edad Moderna. Los cambios sociales que produjo en su interior terminaron, paradójicamente, incluyendo su uso en los duelos por honor.
La batalla de Lepanto, vista por Veronés, es una confusión de galeras que se embisten tras el duelo artillero, cuya suerte se decide en el plano celestial, por la intercesión ante la Virgen María de los santos patrones de cada miembro de la Santa Liga (por el Papa, con las llaves del reino de los cielos, Pedro; por España, con equipo de peregrino, Santiago; por Génova, con corona y espada, Catalina; y por Venecia, con su león, Marcos). El Imperio otomano no tuvo tanta ayuda.

Ya la Guerra de los Cien Años había supuesto una humillación de la nobleza francesa frente a los arqueros ingleses, pero fue la artillería, que se experimentó en las últimas fases de la Reconquista (parece ser que los defensores musulmanes la usaron en la toma de Niebla en el siglo XIII, y los cristianos desde la época de Alfonso XI), la que demostrará ser el arma decisiva, cuyo coste, inasumible por ningún noble particular, solo podía ser sufragado por los crecientes recursos de las monarquías autoritarias, con lo que el ejército moderno pasará a ser uno de sus atributos. La Guerra de Granada será decisiva para la conformación de una unidad militar compleja y bien articulada: los tercios, que se probarán exitosamente en Italia bajo el mando del Gran Capitán frente a los ejércitos franceses, al tiempo que se internacionalizan con mercenarios de todas las nacionalidades. Los suizos y los lansquenetes alemanes serán los más afamados. Por primera vez desde el Imperio romano, las guerras europeas se libraban con una visión estratégica continental que ponía a su servicio crecientes aparatos estatales: era mayor proeza "poner una pica en Flandes" desde el punto de vista económico que desde el puramente táctico, y las batallas diplomáticas no fueron menos decisivas que las reales para cerrar o mantener abierto el llamado camino español.


Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 225 años, entre 1789 y el presente. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales.1
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas (Revolución liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como las mutaciones del mapa político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad.

La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el arte contemporáneo y la literatura contemporánea (liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y abiertos a un público y un mercado cada vez más amplios) se han visto sometidos al impacto de los nuevos medios de comunicación de masas (tanto los escritos como los audiovisuales), lo que les provocó una verdadera crisis de identidad que comenzó con el impresionismo y las vanguardias y aún no se ha superado.

Revolución Francesa

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo, y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.

Revolución Industrial
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Primer máquina a vapor

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo, y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.

Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial (también llamada la Gran Guerra) fue un conflicto bélico mundial iniciado el 28 de julio de 1914 y finalizado el 11 de noviembre de 1918. Involucró a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearon en dos bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y por otro, las Potencias Centrales de la Triple Alianza.
En el transcurso del conflicto fueron movilizados más de 70 millones de militares, incluidos 60 millones de europeos,2 lo que lo convierte en una de las mayores guerras de la Historia. Murieron más de 9 millones de combatientes,3 muchos a causa de los avances tecnológicos de la industria armamentística, que hizo estragos contra una infantería que fue usada de forma masiva y temeraria.

El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono del Imperio austro-húngaro, el 28 de junio de 1914 en Sarajevo, fue el detonante inmediato de la guerra, pero las causas subyacentes jugaron un papel decisivo, esencialmente el imperialismo de las políticas exteriores de grandes potencias europeas como el Imperio alemán, el Imperio austro-húngaro, el Imperio otomano, el Imperio ruso, el Imperio británico, Francia e Italia. El asesinato de Francisco Fernando por el nacionalista serbobosnio Gavrilo Princip dio como resultado un ultimátum de los Habsburgo al reino de Serbia. Las potencias europeas invocaron diversas alianzas formadas años y décadas atrás, por lo que sólo unas semanas después del magnicidio las grandes potencias estaban en guerra. A través de sus colonias, el conflicto pronto se extendió por el mundo.

Segunda Guerra Mundial
Adolf Hitler
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,1 con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.

El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países del Imperio Británico y la Commonwealth al Tercer Reich.

Guerra Fría
La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo e incluso deportivo que tuvo lugar durante el siglo XX, desde 1945 (fin de la Segunda Guerra Mundial) hasta el fin de la URSS (que ocurrió entre 1989 con la caída del muro de Berlín y 1991 con el golpe de Estado en la URSS), entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista liderado por la Unión Soviética. Las razones de este enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas.
Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos, que se comprometieron, marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias ciertamente deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.
Los límites temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1947 (fin de la Segunda Guerra Mundial y fin de la posguerra, respectivamente) hasta 1985 (inicio de la Perestroika) y 1991 (disolución de la Unión Soviética).
Llegada del hombre a la luna
Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto «guerra fría».

EL SIGLO XXI
El siglo XXI es nuestro presente, de acuerdo con el calendario gregoriano, y comprende los años entre 2001 y 2100, aunque es frecuente la concepción errónea de que se inició en el año 2000. Es el primer siglo del III milenio.1 El siglo XXI se caracteriza por el avance y expansión de la digitalización y el control de la información a nivel global. También a esta época se le conoce como la era de la información, (quien la controla y quien accede a ella tendrá las mejores oportunidades). La era industrial y espacial se caracterizaba por modelos lineales poco cambiantes. Las llamadas redes sociales reflejan el intercambiante mundo de información, conectividad a bajo costo. Este progreso ya se había iniciado a partir de la década de 1970 con la tercera revolución industrial. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI, la digitalización experimentó un enorme cambio que dio lugar a nuevos dispositivos de almacenamiento de datos (memorias flash) y una mayor intensidad en la expansión de la telefonía móvil (iniciada en los años 1980 en Europa y Estados Unidos). En el campo de la tecnología, también destacó el conocido como apagón analógico, dada la aparición en 2005 de la televisión digital terrestre, la masificación de dispositivos móviles y el bajo coste de acceder a internet; así como el postdesarrollo del Proyecto Genoma Humano.